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  • Anuncio de la Gran Tribulación

     Tocó el cuarto ángel su trompeta y fue oscurecida la tercera parte del sol, de la luna y de las estrellas, de modo que se oscureció la tercera parte de ellos (Ap.8,12).

     

    Ahora, esta cuarta trompeta nos avisa especialmente de la gran tribulación del final de los tiempos, que coincide con el anuncio del final que profetizó el mismo Jesús, y también con lo que hemos visto ya en este Apocalipsis al quitar el Cordero el sexto sello. Igual aquí, cuando tocó el cuarto ángel:

    Entonces fue oscurecida la tercera parte del sol...

    El sol es símbolo de la máxima Luz, la luz del día; de la Luz que Cristo vino a traer al mundo: la Verdad de la salvación, la Luz para poder ver el Camino, pues para seguir el Camino primero hemos de verlo, y Él nos ha puesto el Camino y la Luz para que lo veamos. Para que veamos la Verdad que ha de guiarnos.

    Así que cuando el ángel avisa que fue oscurecida la tercera parte del sol, nos está avisando que muchos de los hombres no ven la Verdad y esa es la Luz que se oscurece; la Verdad, que habría de guiarlos.

     

    La gran tribulación final se refiere principalmente a eso, a un estado de confusión ante tantas interrogantes que se cuestionan los hombres; se refiere a un estado de conciencias distorsionadas, que mezcladas con las verdades del mundo, buscan respuestas en sus propios razonamientos; se dejan guiar por la maldad y se alejan de la única Verdad que da respuesta a todas las interrogantes: Dios, que es la Verdad.

    Y esa confusión reinante llega a los mismos elegidos, que se dejan apagar, llenar de las verdades de otros, se dejan acallar y llegan a renunciar y hasta renegar de su misión como portadores de la Luz.

     Los que habrían de llenarse de la Luz de Dios, para así irradiar un poco de ella e iluminar a los que están en tanta oscuridad, en la noche de sus vidas, éstos son de los que se dice que:

     

     Fue oscurecida la tercera parte del día y la tercera parte de la noche (Ap.8,12).

     

    Luna simboliza a todos los que reciben la Luz de Dios y sirven para alumbrar en la oscuridad a otros. Lo mismo las estrellas, que aunque más distantes, su brillo sirve de referencia para que otros puedan ver la Luz desde la noche del alma.

     

     

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