TEXTO
BÍBLICO (Según el Orden Desarrollado en Este Libro)
TEMA I
Misión Profética del Apocalipsis
Prólogo del Apóstol Juan
Revelación
de Jesucristo; se la concedió Dios para manifestar a sus siervos lo
que ha de suceder pronto; y envió a su Ángel para dársela a conocer
a su siervo Juan, el cual ha atestiguado la Palabra de Dios y el
testimonio de Jesucristo: todo lo que vio. Dichoso el que lea y los
que escuchen las palabras de esta profecía y guarden lo escrito en
ella, porque el tiempo está cerca (Ap.1,1-3).
Advertencias Finales
Y me dijo:
“Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los
espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus
siervos las cosas que han de suceder pronto. ¡He aquí, vengo pronto!
Dichoso el que guarda las palabras de la profecía de este libro”.
Yo, Juan, soy el
que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me
postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas.
Pero él me dijo: “Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo,
de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de
este libro. Adora sólo a Dios”.
Y me dijo:”No
selles las palabras de la profecía de este libro porque el tiempo
está cerca. El que es injusto, siga siendo injusto, y el que es
inmundo, siga siendo inmundo, y el que es justo, siga siendo justo,
y el que es santo, siga santificándose.
He aquí yo vengo
pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según su
obra. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y
el último. Dichosos los que lavan sus ropas, para tener derecho al
árbol de la Vida, y para entrar por las puertas de la Ciudad. Mas
los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los
homicidas, los idólatras, y todo aquél que ama y practica la
mentira” (Ap.22,6-15).
TEMA II
La Verdad de las Cartas a las Siete
Iglesias
Saludo
Inicial
Juan,
a las siete iglesias que están en Asia: gracia y paz a vosotros del
que Es y que Era y que ha de venir, y de los siete espíritus que
están delante de su trono; y de Jesucristo el testigo fiel, el
primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra.
Al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos
hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a Él sea gloria e
imperio por los siglos de los siglos. Amén.
He aquí
que viene entre nubes, y todo ojo lo verá, y los que le traspasaron;
y todos los linajes de la tierra harán lamentación por Él. Sí amén.
Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, el que Es y que Era y
que ha de venir, el Todopoderoso (Ap.1,4-8).
Yo, Juan,
vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el
reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada
Patmos, por causa de la Palabra de Dios y el testimonio de
Jesucristo.
Yo estaba en el
Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de
trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el
último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete
iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira,
Sardes, Filadelfia y Laodicea (Ap.1,9-11).
Y me volví para
ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de
oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo de
hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por
el pecho con un cinto de oro.
Su cabeza y sus
cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como
llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente
como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Tenía en
su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos
filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.
Cuando le vi, caí
como muerto a sus pies. Y Él puso su diestra sobre mí diciéndome: no
temas; Yo soy el primero y el último, y el que vivo, y estuve
muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos amén. Y
tengo las llaves de la Muerte y del Hades. Escribe las cosas que has
visto, y las que son, y las que han de ser después de éstas.
El misterio de
las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete
candeleros de oro: las siete estrellas son los siete ángeles de las
siete iglesias, y los siete candeleros que has visto, son las siete
iglesias (Ap.1,9-20).
Escribe
al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en
su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro,
dice esto:
Yo conozco
tus obras y tu arduo trabajo y paciencia, y que no puedes soportar a
los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles y no lo
son, y los has hallado mentirosos, y has sufrido y has tenido
paciencia, y has trabajado ardientemente por amor de mi nombre, y no
has desmayado.
Pero
tengo contra ti que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto,
de donde has caído y arrepiéntete, y haz las primeras obras, pues si
no vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te
hubieres arrepentido. Pero tienes esto, que aborreces las obras de
los nicolaítas, las cuales Yo también aborrezco. El que tiene oído,
oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le
daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del
Paraíso de Dios (Ap.2,1-7).
Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el último, el que estuvo muerto y vivió, dice esto:
Yo conozco tus
obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico) y la
blasfemia de los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que son
sinagoga de Satanás. No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí,
el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis
probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la
muerte, y Yo te daré la corona de la Vida.
El que tiene oído,
oiga lo que el Espíritu le dice a las iglesias.
El que venciere,
no sufrirá daño de la segunda muerte (Ap.2,8-11).
Y
escribe al ángel de la iglesia de Pérgamo. El que tiene la espada
aguda de dos filos dice esto:
Yo conozco tus obras, y donde moras, donde está el trono de Satanás;
pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aún en los días
en que Antípas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora
Satanás. Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los
que retiene la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner
tropiezos ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a
los ídolos, y a cometer fornicación. Y también tienes a los que
retienen la doctrina de los Nicolaítas, la que Yo aborrezco. Por
tanto, arrepiéntete; pues si no vendré a ti pronto y pelearé contra
ellos con la espada de mi boca.
El que tiene oídos oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al
que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una
piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el
cual ninguno conoce sino aquél que lo recibe (Ap.2,12-17).
Y
escribe al ángel de la iglesia de Tiatira: El Hijo de Dios, el que
tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido,
dice esto: Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu
paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras.
Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer
Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a
fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos. Y le he dado
tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su
fornicación. He aquí, yo la arrojo al lecho del dolor, y en gran
tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de
las obras de ella. Y a sus hijos heriré de muerte, y de todas las
iglesias sabrán que Yo soy el que escudriña la mente y el corazón, y
os daré a cada uno según vuestras obras.
Pero
a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen
esa doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las
profundidades de Satanás Yo os digo: No os impondré otra carga, pero
lo que tenéis retenedlo hasta que Yo venga. Al que venciere y
guardare mis obras hasta el fin, Yo le daré autoridad sobre las
naciones, y las regirá con vara de hierro y serán quebradas como
vaso de alfarero: como Yo también la he recibido de mi Padre, y le
daré la estrella de la mañana.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias
(Ap.2,18-29)
Escribe
al ángel de la iglesia de Sardes: El que tiene los siete espíritus
de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que
tienes nombre como de que vives, y estás muerto.
Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir, porque
no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate, pues,
de lo que has recibido y oído, y guárdalo y arrepiéntete. Pues si no
velas, vendré sobre ti como ladrón y no sabrás a qué hora vendré
sobre ti.
Pero tienes unas pocas personas en Sardes que no han manchado sus
vestiduras y andarán conmigo con vestiduras blancas porque son
dignas. El que venciere será vestido de vestiduras blancas, y no
borraré su nombre del libro de la Vida y confesaré su nombre delante
de mi Padre y delante de sus ángeles.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias
(Ap.3,1-6).